Sobrevivientes de accidente aéreo en Chile: "una noche más no aguantábamos"
"Una noche más y ya no aguantábamos". Los nueve sobrevivientes de un accidente aéreo en el sur de Chile relataron cómo aguantaron cuatro días en la nieve antes de ser rescatados el miércoles y cómo el piloto, quien murió dos días después del choque, les ayudó a organizarse para sobrevivir.
Eran 10 los ocupantes del vuelo de una avioneta Cessna que el sábado volaba en el sur de Chile y se encontró con un frente de mal tiempo a pocos kilómetros de llegar a La Junta, su destino.
Todos sobrevivieron al choque pero el piloto, Nelson Bahamondes, de 65 años, murió dos días después, víctima de hemorragias internas.
El piloto "tenía un corte en la cabeza, un corte grande, perdió mucha sangre. Y el frío. No pudimos hacer nada por él, y falleció cerca del mediodía del lunes", según relató uno de los pasajeros, el efectivo policial Víctor Suazo.
Tal como relataron los sobrevivientes, Bahamondes se convirtió en el héroe de esta historia ayudándoles a organizarse y dando recomendaciones de supervivencia.
Aún con las fuertes heridas, el piloto les pidió juntar la comida que tenían y las medicinas y les dijo que si era necesario quemaran la aeronave para que los detectaran gracias al humo, coincidieron varios de los sobrevivientes.
Tras el accidente "fue un poco incontrolable la forma de actuar de nosotros mismos. Pero el piloto nos dio instrucciones, ánimo. Lo más probable es que sin él todos hubiéramos muerto y no estaríamos contando esta historia", dice Suazo, en testimonio al diario El Mercurio.
El, como todos los heridos, fue trasladado a Puerto Montt (900 km al sur de Santiago) para ser tratado de sus heridas.
Entre los sobrevivientes había una mujer, Sonia Cárdenas, de 40 años, dueña de un restaurante, y cuyo temple en los cuatro días en que estuvieron en la montaña fue destacado por quienes estuvieron a su lado.
"Era la que llevaba la batuta, la que decía quién iba a buscar leña y quién iba por el agua. Ella también dijo que ya era el momento de salir a caminar para buscar ayuda y ahí bajamos del cerro. Es muy valiente", indicó Jorge Uribe, trabajador en una salmonera.
"Nacimos de nuevo. Somos todos hermanos. Yo había arrancado de Chaitén y tengo de amuleto la llave de mi casa. Afortunadamente no había niños ni personas de edad, no habrían soportado el frío y el hambre. Todos los días creíamos que nos iban a encontrar. Soy agnóstico, pero ahora creo en los milagros", dijo por su parte el ingeniero Omar Villegas.
"Siento alegría y también mucha pena por el piloto. Él nos salvó. Tratamos de salvarlo a él y no pudimos", indicó Uribe.
La avioneta, un Cessna 208 Caravan, fue hallada a unos 15 km de la localidad de La Junta -donde debía llegar la tarde del sábado-, en la aislada región de Aysén.
El monomotor había despegado desde Puerto Montt rumbo al sur y para evitar las cenizas provocadas por la erupción del cercano volcán Chaitén, había tomado una ruta alternativa para llegar a La Junta.
"Una noche más y ya no aguantábamos". Los nueve sobrevivientes de un accidente aéreo en el sur de Chile relataron cómo aguantaron cuatro días en la nieve antes de ser rescatados el miércoles y cómo el piloto, quien murió dos días después del choque, les ayudó a organizarse para sobrevivir.
Eran 10 los ocupantes del vuelo de una avioneta Cessna que el sábado volaba en el sur de Chile y se encontró con un frente de mal tiempo a pocos kilómetros de llegar a La Junta, su destino.
Todos sobrevivieron al choque pero el piloto, Nelson Bahamondes, de 65 años, murió dos días después, víctima de hemorragias internas.
El piloto "tenía un corte en la cabeza, un corte grande, perdió mucha sangre. Y el frío. No pudimos hacer nada por él, y falleció cerca del mediodía del lunes", según relató uno de los pasajeros, el efectivo policial Víctor Suazo.
Tal como relataron los sobrevivientes, Bahamondes se convirtió en el héroe de esta historia ayudándoles a organizarse y dando recomendaciones de supervivencia.
Aún con las fuertes heridas, el piloto les pidió juntar la comida que tenían y las medicinas y les dijo que si era necesario quemaran la aeronave para que los detectaran gracias al humo, coincidieron varios de los sobrevivientes.
Tras el accidente "fue un poco incontrolable la forma de actuar de nosotros mismos. Pero el piloto nos dio instrucciones, ánimo. Lo más probable es que sin él todos hubiéramos muerto y no estaríamos contando esta historia", dice Suazo, en testimonio al diario El Mercurio.
El, como todos los heridos, fue trasladado a Puerto Montt (900 km al sur de Santiago) para ser tratado de sus heridas.
Entre los sobrevivientes había una mujer, Sonia Cárdenas, de 40 años, dueña de un restaurante, y cuyo temple en los cuatro días en que estuvieron en la montaña fue destacado por quienes estuvieron a su lado.
"Era la que llevaba la batuta, la que decía quién iba a buscar leña y quién iba por el agua. Ella también dijo que ya era el momento de salir a caminar para buscar ayuda y ahí bajamos del cerro. Es muy valiente", indicó Jorge Uribe, trabajador en una salmonera.
"Nacimos de nuevo. Somos todos hermanos. Yo había arrancado de Chaitén y tengo de amuleto la llave de mi casa. Afortunadamente no había niños ni personas de edad, no habrían soportado el frío y el hambre. Todos los días creíamos que nos iban a encontrar. Soy agnóstico, pero ahora creo en los milagros", dijo por su parte el ingeniero Omar Villegas.
"Siento alegría y también mucha pena por el piloto. Él nos salvó. Tratamos de salvarlo a él y no pudimos", indicó Uribe.
La avioneta, un Cessna 208 Caravan, fue hallada a unos 15 km de la localidad de La Junta -donde debía llegar la tarde del sábado-, en la aislada región de Aysén.
El monomotor había despegado desde Puerto Montt rumbo al sur y para evitar las cenizas provocadas por la erupción del cercano volcán Chaitén, había tomado una ruta alternativa para llegar a La Junta.
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